El brote de coronavirus en una residencia de ancianos de Estados Unidos, donde han muerto al menos 35 personas y se convirtió en el epicentro de la enfermedad, pudo ser provocado por empleados infectados, que aún mostrando síntomas, seguían trabajando, reveló una investigación.
Los fallecimientos en el centro de cuidados Life Care en Kirkland, a las afueras de Seattle, representan casi la mitad del estado de Washington, limítrofe con Canadá y que el gobierno estadunidense ya cerró sus fronteras.
Los Centros para el Control y Prevención de Enfermedades (CDC) identificaron «factores que probablemente contribuyeron a la vulnerabilidad» del lugar.
«Miembros del personal trabajaron mientras estaban sintomáticos» y algunos «trabajaban en más de una instalación», lo que contribuyó a un brote mortal en la región. «La falta de equipo de protección, capacitación en materia de seguridad y retraso en el reconocimiento del coronavirus influyeron también en el aumento de contagios», según se comprobó.
A mediados de febrero, varios residentes recibieron el test de influenza, pero dieron negativo. El centro en Kirkland tiene alrededor de 130 residentes, todos necesitados de cuidados intensivos. Muchos pacientes tenían condiciones subyacentes como hipertensión, enfermedades cardíacas y renales, diabetes y obesidad.
Al menos 35 muertes están relacionadas con casos del hogar de Kirkland, según las autoridades del condado. Los CDC insistieron en lo vulnerable que son estos hogares de ancianos y recomendó tomar medidas críticas para «identificar y excluir al personal sintomático» y «restringir las visitas».
Life Care prohibió las visitas. Los residentes y familiares se comunican por teléfono o incluso a través del vidrio de las ventanas. Tim Killian, vocero del hogar, dijo más temprano al The Washington Post: «No puedo decir que todo se hizo perfectamente, pero sí que se hizo dentro de un rango de procedimiento operativo normal».
Agencias
